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- Crítica a "La Soga"
Posted by : Unknown
dimecres, 20 de maig del 2015
Antes de hablar sobre esta, para mi, obra maestra, decir que para lo
que hace referencia a técnica de grabación, decorados o cualq
Decir ademas que posiblemente esta obra haya sido estudiada hasta la
saciedad, y que todo lo que pueda aportar yo no es más que una
simple opinión, tan respetable como la de cualquier otro.
Dicho esto, para que sirva de introducción:
Título original: Rope
Año: 1948
Duración: 80 min
País: Estados Unidos
Director: Alfred Hitchcock
Reparto principal: James Stewart, John Dall, Farley Ganger
Género: Intriga y crimen.

Partiendo de la base de que en
todas, o casi todas las películas de Hitchcock hay un asesinato es
muy difícil que mencionar que “La soga” gira en torno a un
asesinato pueda ser considerado como un spoiler, más aún cuando el
nombre de la misma sugiere lo mismo. Es una película que nada más
empezar ya engancha al espectador y que, a medida que sigue avanzando
la trama, cada vez más y más el espectador sufre, también como en
todas, o casi todas las películas de Hitchcock.
Trata sobre una pareja de estudiantes que comparten piso asesinan a
un compañero suyo y organizan una fiesta, con los padres, la
prometida y el profesor del difunto David, sirviendo la cena sobre el
arcón donde yace su cadáver. Todo por pura diversión o amor al
arte.
Más allá de que sea una película rodada como una obra de teatro,
del argumento en si que ya atrae al espectador, o del sello de
calidad de Alfred Hitchcock que saca a relucir por cada gran diálogo,
humor negro o momento de suspense que aparece en “la soga”, esta
película tiene algo distinto que no puede verse frecuentemente en
las obras del genio británico: un trato serio, pero sutil, a dos
temas importantes.
Estos temas son, la homosexualidad y el nihilismo. Primero la
homosexualidad, ni se dice ni se menciona, pero está allí. Entre
los dos asesinos, y protagonistas, salta a la vista ese juego entre
lineas, esos pequeños rencores que solo se dan detrás de la
atracción, esa admiración y ese miedo. De hecho, se le propuso a
Cary Grant hacer el papel de James Stewart y lo rechazó para no
verse relacionado con ese tema. Un tema que recordemos que, recién
salidos de la Segunda Guerra Mundial, en los Estados Unidos de
América era un tabú absoluto. De allí que la adaptación de esta
película a la obra de teatro original británica (basada en hechos
reales) eliminara constantemente referencias directas a la
homosexualidad de los personajes, dejándolo todo en la intuición
del espectador, más que alimentada por todos los guiños de los dos
protagonistas, y de algún modo, también de James Stewart. Resulta
muy interesante ver como se relaciona una pareja homosexual en un
momento tan tenso como el que nos presenta la película, más allá
de la presión social que deban recibir en la época. No es ninguna
consigna política ni social, tampoco un trasfondo ideológico,
simplemente plasmar una situación de dos humanos en la que nos
muestra su fragilidad, sus dudas y su nerviosismo (de allí los
errores que se repiten constantemente hasta el final de la obra).
La segunda es el nihilismo, la falta de valores morales. Normalmente
en las películas de Hitchcock los asesinatos se dan por arrebatos de
locura o por una desvinculación sentimental entre el asesino y la
víctima (en las películas de espionaje por ejemplo). Este podría
decirse que es un caso distinto, son dos personas que han cedido a
las ideas de Nietzsche promulgadas por el profesor al que invitarán
a su obra maestra. Y luego, tal y como sucedió en “Crimen y
castigo”, la pareja de asesinos saca su lado humano y comete
errores. Se ponen nerviosos, se arrepienten, balbucean y sospechan.
Tal vez Hitchcock, quien nunca ha dado oportunidad a los “malos”
de salir ganando en sus películas, quiera decirnos que es imposible
ejecutar tal acto ante un ser humano con quien se tienen vínculos
emocionales estando libre de cualquier paranoia mental. En otras
palabras, hay un imperativo moral más allá de la subjetividad de
cada uno. De por sí no es una teoría especial, muchos la defienden
y no supone nada “rompedor”, ahora bien, la gracia está en el
como. Todo sucede con total y absoluta sutileza, más aún teniendo
en cuenta la dificultad que supone centrar una película en cuatro
ejes distintos (trama del asesinato, diálogos con círculos
amorosos, la homosexualidad y el nihilismo), sin parar en ningún
momento la acción. Como suele pasar con este director, la ejecución
supera con creces la idea, de hecho, sus ideas suelen ser prestadas,
como en este caso.
Antes de acabar, mencionar unos puntos o reflexiones personales. La
primera es que a pesar de que el papel de personaje que se pasa toda
la película intentando descifrar todos los recovecos de la trama en
la que se ha metido le quepa como anillo al dedo a James Stewart,
está claro que no se sentía tan cómodo con los otros dos ejes
importantes de la obra, la homosexualidad y el nihilismo, pues en
ningún momento deja caer, ni siquiera con lenguaje corporal, esas
señales que si había en la obra original; ni a pesar de sus
discursos (tanto en el medio de la película como al final)
transmiten la fuerza o convencimiento necesario. Tal vez otro actor
habría ido mejor para este caso particular (dicho por un fan de
James Stewart).
Otra cosa es un hecho curioso, en este tipo de películas el
espectador suele simpatizar con personas que en la vida real odiaría.
Aquí nos desesperamos cuando vemos que pueden descubrir a los
asesinos, en “Uno de los nuestros” nunca queríamos que se
acabara esa locura de mafiosos, y que decir de “Il Padrino”...
Y, ya para acabar, decir que no me dejó del todo contento el final y
que habría preferido otros finales alternativos (no leer si no se ha
visto la película):
1.-Estando a punto de abrir el arcón los asesinos consiguen
convencer a James Stewart que no pasa nada, y el arcón no se abre en
ningún momento, pero dejando el suspense abierto durante toda la
obra.
2.-En un arrebato de locura, deciden asesinar a Rupert Cadel (cuando
tienen la pistola en mano) y acto seguido Brandom también es
asesinado por Phillip, quien luego, arrepentido, se suicidaria. Cosa
que daría un toque mucho más dramático a la obra y hasta podría
ahondar más, manteniendo la sutileza, en los temas anteriormente
mencionados.
3.-En ningún momento de la obra se sabe si hay o no un cadáver en
el arcón, solo se sospecha, y al final se descubre que lo había o
no (no sé que sería más impactante). De este modo, se elimina el
suspense, pero por otra parte se gana en la intriga que tendría el
espectador para que abrieran el arcón de una vez y saber por fin si
hay o no cadáver.