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- Centralismo vs Federalismo
Posted by : Unknown
dilluns, 13 d’abril del 2015
Tener
una ideología clara en cualquier aspecto es, o un ejemplo de total y
absoluta falta de indecisión, o en la mayoría de los casos una
imprudencia causada por falta de puntos de vista, o exceso de la
misma opinión. Y es que, al fin y al cabo, muy pocas de las teorías
o cosas que se puedan leer no dejan de ser meras opiniones formuladas
desde la subjetividad de quien las enunció. Precisamente por eso,
sin hacer apología al escepticismo, animo a que dudéis de vuestra
absoluta seguridad y que deis a las distintas ideologías el
beneficio de la duda, para no hacer de vuestro punto de vista un
dogma.
Como
ejemplo usaré el debate federalismo/centralismo, uno de los aspectos
en qué ideológicamente aún no he encontrado respuesta. Cada vez
que oía o leía opiniones a favor de ambas posturas, más dudaba
sobre mi posicionamiento en este aspecto. Las dos formas de
organización de Estado tienen sus ventajas e inconvenientes, que
realmente no son más que la prevención de los riesgos que conlleva
la otra.
Primeramente
cabe recordar como se conciben las obligaciones de un Estado desde
tiempos bastantes remotos, probablemente fue Maquiavelo el primero en
expresarlo formalmente. El Estado debe asegurarse única y
exclusivamente del bien de sus ciudadanos, todo lo demás es una
muestra de caridad. Y por más narcisista o amoral que parezca, es
muy razonable, pues aquellos que financian al Estado y en cierto modo
lo dirigen -en algunos países más que en otros- son los ciudadanos,
luego son ellos por quienes ha de cuidar el Estado. Por ello, en
teoría, cuanto más abarque la influencia del Estado más personas
se beneficiaran de sus acciones. Por lo que deducimos que en la
medida en qué el territorio esté más fragmentado políticamente
habrá más desigualdad territorial, porqué cada uno de los Estados
buscará únicamente el bien de sus ciudadanos. Generalmente la
riqueza es como la materia, ni se crea ni se destruye, cambia de
valor y de manos. si uno gana la lotería es porqué miles de
personas no lo han hecho. Por lo tanto, el éxito de unos supone la
miseria de otros.

Sin
embargo, como he dicho antes, las ventajas de escoger una u otra
forma de Estado radican en la prevención de riesgos que causa la
otra, pero eso no implica necesariamente que esos riesgos
desaparezcan, ya que una mala gestión del Estado puede llegar al
cumplimiento de los susodichos riesgos. Por lo tanto, un estado
centralista no es sinónimo de un estado con igualdad económica
-cabe recordar que la igualdad económica consiste en la capacidad
productiva y no en la liquidez-. Francia o la antigua Unión
Soviética sirven como ejemplo, pues París y Moscú respectivamente
son mucho más ricas que la periferia de ambos estados.
Justamente
aquí se encuentra el gran problema del centralismo, la mala gestión
del Estado. Esta puede ser causada por un excesivo apego a
determinadas zonas, en la inmensa mayoría de los casos son aquellas
donde reside el gobierno. Pero también puede ser dada por un
desconocimiento de todos los problemas a los que se enfrenta el
Estado, ya que los problemas se conocen mejor en el ámbito local.
Por lo tanto, el centralismo tiene un gran riesgo de generar
decisiones erróneas que, además de las consecuencias que se deriven
de por sí, suscitarían descontento en una población que las vería
a modo de imposición.
Además,
otro inconveniente de los estados centralistas se da en aquellos
estados con diferencias étnicas y/o culturales que dificultan la
unificación social, por lo que la misma toma de decisiones originada
por un mismo órgano central genera conflictividad social.
Tenemos
por tanto dos posturas que proponen solventar los defectos de la
otra. El centralismo pretende resolver la desigualdad que genera el
federalismo, mientras que el federalismo defiende la pluralidad y la
libertad de las distintas naciones y grupos étnicos. De este modo,
parece más real el riesgo de una toma de decisiones erróneas por
parte de un estado centralista que censure la libertad de todo el
conjunto de la población. De hecho, uno de los principios de la
democracia es suprimir la concentración de poderes -cosa bastante
cuestionable de la que ya hablaré-. Pero no se puede negar
negligentemente los grandes problemas que suponen la desigualdad
territorial, que acaban siendo retroalimentativos.
Probablemente
la solución deba estar en un punto medio, o en la transmutación de
valores respecto las obligaciones del Estado, realmente hay matices
entre las distintas formas de Estado. No es el mismo tipo de
centralismo el de Francia que el de España, del mismo modo que no es
el mismo federalismo el de los Estados Unidos de América, donde la
desigualdad entre estados es muy notable, que el de la Antigua
Yugoslavia de Josip Broz Tito, donde el federalismo era de carácter
cooperativo, es decir, se le otorgaba libertad a las naciones de
Yugoslavia, pero la igualdad económica y el progreso equitativo eran
derechos asegurados por el Estado central.
Al
fin y al cabo todos los debates e ideologías parten de la elección
de prioridades, libertad o igualdad ¿son realmente contradictorios?