dimecres, 22 d’abril del 2015
Hace poco han detenido a unas cuantas personas en Badalona por planear presuntamente un nuevo atentado (esta vez en Barcelona) del grupo terrorista más poderoso de la historia. Es muy fina la línea que separa el catastrofismo del realismo, pero hay que plantearse seriamente que hacer porqué son muchas las cosas que están en peligro y el riesgo es muy real, tal y como reconocieron ellos mismos.
Naturalmente como ciudadano de
Barcelona estoy preocupado por mi y por la gente que conozco. No es
nada extraño que Barcelona, junto con Berlín, sea uno de los
objetivos más deseados si lo que se pretende es agitar el mundo
occidental (teniendo en cuenta que Madrid, París y Londres ya fueron
atacada en su día). Más allá del alarmismo individualista también
me preocupa las consecuencias que pueda tener el auge de este nuevo
fenómeno. Esto puede ser un nuevo detonante para la xenofobia, para
abrir más bandos y levantar más fronteras. Tal vez la desconfianza
que pueda generar pueda suponer un retroceso en la globalización y
la democracia; una vuelta a los nacionalismos extremos y a las
continuas guerras (en Europa), tal vez hablemos del fin de la Unión
Europea a largo plazo.
Todo esto no son más que suposiciones
que esperemos que nunca se cumplan, pero son cosas que pueden pasar y
que merecen tanta atención como los conflictos con el este de
Europa, la inmigración, la economía o la democracia. Cosas que, al
fin y al cabo, alteran para bien o para mal los derechos humanos.
No vendría mal saber diferenciar
perfectamente si hablamos de un conflicto entre países o un
conflicto entre el mundo occidental y un grupo terrorista. Opino que
se ha de dialogar con los gobiernos que custodian los territorios
donde se alojan las células del Estado Islámico para dejar clara su
posición respecto un problema que no afecta únicamente Europa, sino
a gran parte del mundo. Una vez aclaradas todas las posturas será
más fácil actuar en cualquier de los casos, teniendo en cuenta que
la respuesta ha de ser inmediata.
Este tipo de problemas no se arregla
poniendo una cadena perpetua en España. ¿Qué tipo de incentivos
pretenden dar a alguien que está dispuesto a volarse a si mismo?
Tampoco se arreglan con leyes de inmigración más restrictivas, solo
aumentan el enfado. Naturalmente, no dejarás entrar a alguien con
una bomba pero no tiene sentido a diez días después de un atentado
llamar a todas las fuerzas por una mochila olvidada.
También sería bueno pensar porqué
se ha llegado a este punto. No hablamos de un grupo de locos que han
decidido rodar cabezas en nombre de su religión, hablamos de las
consecuencias directas de los abusos de la guerra, del racismo, de la
pobreza y de la intolerancia. Es un enfado que se acumula hasta
literalmente estallar. Está más que estudiado que el terrorismo
tiene explicación (que no justificación) política.
Un buen ejemplo es la Alemania nazi,
no todos los alemanes querían mandar a tantos millones a los campos
de concentración. ¿No era la consecuencia de un momento histórico
de provocación y abuso de unos y negligencia de otros? Posiblemente
este pasando algo parecido ahora mismo. Algo se hizo en Europa al
acabar la Segunda Guerra Mundial para que no hubiera más conflictos
entre Alemania y Francia, entre países occidentales. Tal vez ya es
hora que nos planteemos que arrasar con todo acaba saliendo caro.
Me preocupa mucho también oír que
habría que torturarlos a todos sin remordimientos, porqué no son
humanos. Tal vez habría que plantearse que la justicia que algunos
quieren aplicar al Estado Islámico es la que tratan de aplicarnos.
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Entrades
No todos los alemanes sabían la existencia de los campos de concentración, y directamente fueron ellos los provocativos, abusones y finalmente, negligentes.. bendita negligencia
ResponEliminaMe ha gustado el post, me ha hecho ver las cosas un poco distintas
Pronto os enviaré un escrito, espero que os guste y que sea digno de publicación, jaja
Felicidades por la web y un abrazo